Pensar bien, tiene que ver con no dejarse llevar por "cosas imaginarias", dudas o conflictos, sino saber profundizar en lo que es la realidad, distinguir lo bueno y malo, deteniéndose en mejorar el conocimiento, el lenguaje, el tiempo en la naturaleza... etc.
El descanso es un deber para recuperar fuerzas, es necesario sosegar el cuerpo y el alma.
Quien piensa bien lo que va a decir, vive más contento.
Quien no se adapta a las torpezas de los demás se vuelve torpe.
Mientras no corrijamos los errores no podemos esperar que nos vaya bien.
El principio del equilibrio personal, está en la armonía, la mesura y la sensatez.
La vida es como las nubes, cuando vuelves la mirada, todo cambió.
La observación no sólo es un medio de información, sino de contemplación en busca de reposo y descanso.
La sencillez no necesita sentirse admirada, no menosprecia a los demás, ni se siente superior a nadie.