Quien alguna vez perdió el control de su existencia, puede superarse y fortalecerse.
Porque de lo vivido se aprende a estar seguro de reconocer lo que es malo y bueno, como también responder a la verdad, a lo que se piensa y siente.
Aun siendo cierto que lo malo nos ha perjudicado, sabemos que "no todo lo mal pensado en una crisis" es real y queda demostrado en el tiempo, porque se olvida.
Esto sirve para ser el propio terapeuta, el propio guía, el que estará atento a cuidar de sus actos y decisiones; hacer cambios más que esperar que los demás cambien, cultivar el espíritu, expresando buenos sentimientos, ayudar a quien lo necesite, contemplar la belleza, la que toma vida en la propia intención de admirar las cosas puras, comprender a los demás como a uno mismo, evitar la incertidumbre escuchando música clásica, que ayuda a la armonía con su riqueza rítmica y melódica.
Ayudando a reforzar nuestras virtudes, la prudencia, humildad, fortaleza, paciencia y compasión con aquellos que han estado al cuidado nuestro en los momentos difíciles.
Anímate a hacer lo que está bien y evita lo que está mal.
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