miércoles, 31 de julio de 2024

Compartir lo que nos aflige nos calma.

 La angustia afecta intensamente, al no saber que pensar. Pero cuando compartimos la angustia con otra persona cambia el estado de ánimo, porque entendemos que la vida no tiene tan solo una razón.

La angustia nos paraliza nos provoca miedo, pero si nos hacemos acompañar en el silencio de la oración, no solo se espanta el miedo, sino que se ilumina el espíritu.

La espiritualidad nos da lucidez para comprender de manera profunda las cosas.

Todo lo divino está lleno de paz, nunca sentirás inquietud por lo bueno, no temas decir:

 Dios Mío, Señor Mío, Solo en Ti Confío y manifestar íntimamente desde el alma, al buen espíritu que es todo lo bueno que vive en ti, lo que necesites que cambie. 


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