Repasando los cambios que he experimentado, puedo reconocer que de no estar dispuesto a hacer uno mismo cambios por una mayor independencia, difícilmente se logra vivir tranquilo.
Lo primero, decir que no es fácil darse cuenta en lo qué uno falla y en mi experiencia en lo que fallé, fue en no tener claro el significado de sano juicio.
Sí, en esa facultad que nos permite distinguir por sí mismos "el bien y el mal, como también lo verdadero de lo falso"; valiosos conceptos que nos demuestran cuál es el principio de un desarrollo normal, el sano juicio; hacerse buen oyente, de "interés activo" por captar lo que no se dice con palabras, incluyendo el "lenguaje corporal", es una gran ayuda para obtener un entendimiento amplio sobre la realidad.
El paciente bipolar o depresivo, afectado por su mundo emocional, pierde su equilibrio y su independencia al dejarse llevar por lo que lo impresiona, lo atemoriza, un círculo vicioso que impide ver más allá de aquello que nos perjudica.
Estudiarse a sí mismo para alcanzar nuevos cambios en relación a la madurez, resulta ser un compromiso directo con una voluntad enérgica por la aceptación personal y la confianza perdida ¿el desafío? aumentar el optimismo, poniendo en práctica una disciplina en el día a día de 3 importantes cosas, alimentación saludable, caminata diaria, 8 horas de sueño y por la noche.
Estos propósitos como motivación personal, pueden ser un estímulo para abandonar esa dificultad de tomar decisiones; permitiendo sentirnos más importantes al abandonar la queja, el culpar a los demás de lo que nos pasa, desconectarnos de las sombras del pasado... porque ya pasaron.
Un buen aprendizaje ha sido saber que ninguna dificultad se remedia en el momento y qué, si no sabemos esperar, la dificultad se vuelve más complicada o compleja.
Y en relación a lo que "no hemos conseguido" con el tratamiento o la terapia psicológica, es porque nos domina la mentalidad pesimista de creer ser siempre un enfermo, sin embargo, somos propietarios de elegir lo que uno desea, mientras tengamos la voluntad de decidir y ordenar la propia conducta.
En mí no ha sido otra cosa que la necesidad de alcanzar mis propias satisfacciones, lo que me hizo descubrir que éso está sujeto a la actitud de quien esté dispuesto a abrir un nuevo camino lejos de sus temores y de seguro los cambios son evidentes, ya no tratarás con cualquier persona, no te apresurarás a resolver problemas, estarás más despierto a tus compromisos, tu bienestar estará basado en tu propia verdad, tus gustos serán más definidos, finalmente, la madurez que no es otra cosa que centrarse en el presente puede ayudarnos a corregirnos para realizarnos como persona.
No olvides que todo tiene su tiempo.
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