Las relaciones humanas nos demuestran ser un medio de constante aprendizaje, la falta de entendimiento nos crea expectativas hacia qué los demás cambien, siendo más efectivo qué sea uno mismo quien corrija sus propias conductas, al no estar de acuerdo con el comportamiento de otros.
El silencio o indiferencia, muchas veces, son métodos más efectivos de comunicación y enseñanza, que la crítica o comentarios que mueven a discusión.
Cuando las cosas no queden claras, es bueno considerar en otro momento volver atrás, siendo muchas veces más adecuado qué aclararlas en el momento, retomar el diálogo, permite que la otra persona pueda autoevaluarse, recapacitar y revisar así su decisión propia.
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