La mejor compañía es reconocerse a sí mismo sus propias cualidades y hacer de sus defectos algo necesario para no volverse egocéntrico.
Una vez que aprendemos a tolerarnos, logramos que la paciencia nos ayude a mejorar el carácter.
No pretendas que otros te comprendan si todavía tú no entiendes porque actúas como actúas.
Una vez que tomas en serio lo importante, recién gozarás de tu capacidad de haber logrado distinguir lo insignificante.
Ser sincero con uno mismo, nos permite aceptar a las demás personas sin prejuicios.
No hay culpables en lo que uno piensa.
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