La oración es una expresión de la razón, esa razón que recurre a la "fuente espiritual" para conseguir serenidad ante lo que a alguien le aflige o en gratitud a lo bueno, que nunca muere.
Cuando se une racionalidad y espiritualidad, nos permite iluminar el pensamiento, superando al instinto, al impulso, acercándonos a la capacidad de distinguir bien o mal en beneficio de nuestra propia existencia.
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