Normal es que no siempre estemos bien. Pero todos podemos ser agradecidos y considerar cómo principio, no molestarse en la convivencia diaria unos a otros.
Toda enfermedad requiere además del apoyo médico, de comprensión, ojalá cariño y atención, pero aquellas personas que padecen de algún trastorno del ánimo, requieren además de lo antes dicho, qué quienes convivan con sus alteraciones psíquicas, recurran a una práctica de actitudes y conductas que no solo favorezcan al enfermo sino "a quien lo atiende"
Cuando digo que es normal que no siempre estemos bien, lo digo pensando en qué es cierto que los estados de ánimo fluctuantes son parte de lo que trae esta semilla bipolar, pero no solo en este diagnóstico sino que todos llevamos por naturaleza diversas reacciones emocionales, pero en el caso de alguien que está expuesto a estados más críticos, resultarán menos complejos, al reconocer que son propio de los síntomas y características de lo que es parte de su realidad de vida... aceptarlo como algo que viene y pronto cambiará, ayuda a no tomarlo como un drama sin solución.
El paciente quien muchas veces puede tener un comportamiento dominante o impulsivo, necesita de un trato donde el "límite" sea la motivación de mantener la confianza en el mismo y en el respeto mutuo, cuando hablo de límite, me refiero más bien a no discutir.
Respuestas breves, recurrir a los silencios o a un déjame pensarlo, ayudan mucho más que reproches o largas explicaciones, porque las alteraciones del ánimo son la raíz de la "falta de satisfacción personal y de confianza en sí mismo".
Estos pacientes muchas veces actúan de manera impredecible, no por elección personal, sus conductas podrán ser menos complejas, mientras "menos estímulos externos" negativos se presenten.
El "reconocimiento" ante cualquier buena actitud que cometa el paciente, puede calmar sus ansiedades, una invitación a participar de una tarea agradable, incentivarlos a una respiración profunda y exhalar lento por nariz, puede ser beneficioso para todos.
Programar una rutina diaria de actividades, previamente conversada... e incluso darle a elegir a la persona en qué le gustaría colaborar en casa, es lo ideal para su amor propio, todo lo que nosotros hagamos por mejorar las cosas, es reflejo de nuestra persona. En relación a esto una paciente, cuando la madre le da alguna tarea a cumplir dentro de la casa, le responde ¿Y por qué yo? sería interesante preguntarle ¿Y por qué no?
Convivir con un familiar que cambia de estado cuando menos esperamos, altera el equilibrio emocional de todos, por éso programar un sistema de vida y en favor de la no alteración... viene a ser un aporte a lo que es una "Ayuda Mutua" es decir, todos dentro del diario vivir, podemos ayudar a una convivencia donde el principio sea no molestarse unos a otros.
El entendimiento de la familia qué actúe frente a las reacciones alteradas de un paciente como normales, normales dentro de lo que son los síntomas de su enfermedad, permite reaccionar sin enojos como tampoco con un "hasta cuándo", porque aún en los peores episodios, queda el rechazo...
Quien acepta lo adverso como parte de la vida, es más fácil de superar qué si lo toma como desdicha, has una lista de todo lo bueno que te rodea y te darás cuenta que tienes mucho por qué ser feliz.
susana rodríguez hidalgo.
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