En relación al entendimiento de cómo comprender de qué se trata la enfermedad bipolar, la principal orientación para el paciente y la familia, será la que el médico tratante les aporte, ojalá casi como una guía básica, desde donde comprender el valor de renovar el trato con nuevos hábitos y cuidar las conductas por la tranquilidad de todos.
Luego será la familia, el primer pilar para facilitar la convivencia diaria con el paciente, si bien es cierto aparentemente es el enfermo y los terapeutas los encargados de mejorar su estado de ánimo, son las personas que conviven con él, quienes deben cuidar el trato cotidiano por un crecimiento que beneficia a la convivencia diaria.
Siendo el motivo principal de desequilibrio el sentido emocional lo que confunde al paciente, es bueno considerar "como una verdadera ayuda", "evitar conflictos", evitar exponerlo a estímulos externos que le provoquen alteraciones como noticias, películas, música estridente, preguntas relacionadas con lo que siente, criticarlo u observarlo con temor o hacer comentarios en voz baja.
Aún siendo una situación difícil de resolver, será "la prudencia" de quiénes compartan con el paciente el mejor aporte para recuperar la armonía.
La salud mental es responsabilidad de todos y todos podemos gozar de una mejor vida, respetándose mutuamente.
Una característica de lo que experimentan algunos pacientes Bipolares, es la obsesión religiosa, pero por experiencia propia puedo asegurar que es una trampa para que nos crean locos, como también puedo asegurar que no hay mejor tónico para la mejoría, qué alguien haga en silencio una oración.
Lo mejor que le puede ofrecer al paciente quien lo acompaña es su silencio, un silencio sin vacío para el enfermo, es el Padrenuestro, la oración que Jesús nos dejó, que más que una oración es una petición, que entre más veces la recordemos, más luz divina y protección a nuestro alrededor.
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