Las enfermedades del ánimo son manifestaciones dispares en sus reacciones, sentimientos y emociones, afecciones qué para la medicina requieren de la ciencia y la psiquiatría y así aún, resultando ser complejo en el tiempo de diagnosticar y tratar.
Los síntomas y características no son un factor suficiente para ser diagnósticado... el paciente no está capacitado para reconocer sus alteraciones, cambios de conductas, como tampoco para recapacitar o aceptar necesidades de tratamiento y apoyo psicológico como reglas primeras de estabilidad, de allí la necesidad del aporte que haga la familia a la medicina y luego estar dispuestos a capacitarse para contar con herramientas que ayuden a todos a tranquilizar los episodios y en el tiempo en la autonomía del enfermo bipolar.
El tratamiento para la bipolaridad se basa en químicos "estabilizadores del ánimo" lo que no a todos los pacientes les son efectivos por igual; este proceso es lo que toma tiempo de estudio y desarrollo en una supervisión médica de la especialidad de psiquiatría, demorando en la respuesta de adaptación química del paciente.
Cada vez se hace más necesario el conocimiento de los profesionales de la salud en general, el diagnóstico de Trastorno Afectivo Bipolar va en aumento... quienes mantemos un tratamiento adecuado demoramos años en conseguirlo, lo que por fortuna se mantiene en el tiempo sin mayor variación, permitiendo la normalidad en el sentido afectivo; mientras no exista respaldo científico, lamentablemente los riesgos graves no solo pueden afectar al paciente.
Habiendo compartido con un sinnúmero de mis pares, puedo referirme a cómo muchos de ellos han buscado apoyo médico en períodos de depresión, sin saber que su enfermedad de base era una bipolaridad que fluctúa de la depresión a la aceleración o viceversa, razón por la cual un tratamiento con antidepresivos sin supervisión médica rigurosa, puede provocar el efecto contrario tan complicado como es la manía o euforia.
Dependiendo como punto de partida de atención médica este trastorno del ánimo, es importante considerar que guarda su raíz en lo emocional, viéndose debilitado el sentido existencial del enfermo, los síntomas experimentados anulan la confianza en sí mismo, como en su propio juicio, motivo de gran ayuda terapéutica es la psicología, permitiendo enseñar al paciente a distinguir realidad y enfermedad, los profesionales de esta área, son un soporte para guiarlo en comprender que él no es un enfermo mental, que su vida dependerá de seguir su tratamiento, cuidar de sus elecciones y renovar hábitos en beneficio propio.
La valentía es un valor indispensable en la vida de un paciente bipolar, para actuar con decisión y firmeza frente a la vida diaria, la experiencia demuestra qué quien se hace cargo de sus propias responsabilidades consigue saber distinguir lo favorable de lo adverso sin necesidad de influencias externas.
Ninguna enseñanza anterior supera a lo que significa disponerse a ser aprendiz del saber porqué se llega a tal descontrol psíquico, cambia el concepto simple de lo que es emoción, porque es la emoción lo que se vuelve insostenible provocando la pérdida incluso del sano juicio, así es como se aprende a vivir cercanos a la realidad y no a la imaginación de las expectativas.
La palabra filosofía nos permite abrir nuevas ventanas de entendimiento, la ignorancia tan dormida nos despierta a los propios porqués... a la aceptación de los defectos y a valorar las virtudes, se abre una visión de uno mismo sobre luces y sombras, pudiendo llegar a ser el propio artífice de auto conocimiento.
Solo necesitamos saber leer y escribir, para comprender que en la "Filosofía se guarda el estudio de problemáticas diversas como son el conocimiento, la mente, la consciencia, la ética, el lenguaje, la belleza y la moral"; es decir, el mejor tónico para el espíritu, ese espíritu al que le apagó su luz el miedo.
Susana Rodríguez Hidalgo
Monitora
Grupo de Autoayuda para Pacientes Bipolares y Depresivos.