Somos seres sensibles a los estímulos, el buen trato nos da confianza y tranquilidad, nos invita a acercarnos con los demás en un sentido de familiaridad y no de discusión ni discordia.
Un niño bien tratado será una persona madura e inteligente, capaz de comprender las buenas intenciones y de defender con argumentos sólidos sus buenas razones sin necesidad de agredir a otro.
Cada persona tiene su propia facultad de entendimiento aun teniendo sus limitaciones, el buen trato ayuda a controlar impulsos reactivos hacia las vulgaridades; cuando somos respetados y aceptados, cualquiera sean nuestras costumbres o condiciones, el uno y el otro se ve complacido y no rechazado.
El buen trato educa, brinda tranquilidad y nos aporta beneficios espirituales.
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