Antes de hablar podemos decidir si decirlo o callar.
Mientras mas prudencia menores riesgos.
Mayor distancia, mejor trato.
Menos complejos, más confianza en sí mismo.
La tranquilidad es contagiosa.
El control de impulso nos ayuda a ser más ordenados y responsables.
Quien se anticipa a los hechos evita malas consecuencias.
Para ser respetado están los límites.
La tentación perjudica.
La desconfianza llama a desconfiar.
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