Oración, humildad y gratitud, una semilla que germina cuando uno se da cuenta que solo tiene qué cultivarla.
Oración, la más poderosa, la que nace del alma, expresando a la divinidad aquello íntimo de manera clara y sincera en beneficio propio, como para quienes nos rodean.
Humildad, considerarse uno más de todos, sin excepción, con virtudes y defectos.
Gratitud, detenerse a valorar lo que se recibe espiritual o materialmente como beneficio y que nos ayuda a salir adelante.
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