lunes, 5 de abril de 2021

"Quitarse la venda de los ojos"

 Cuando un médico psiquiatra nos declara:  "Lo que a Ud. le afecta es una enfermedad bipolar"... nos quedamos en blanco, porque para muchos sigue siendo algo desconocido, luego vamos comprendiendo que más vale aceptarlo como un desafío qué cómo un defecto; el primer aprendizaje es tomar en cuenta la importancia de familiarizarnos con términos médicos, un lenguaje técnico que nos ayudará a reconocer e identificar los síntomas y los mecanismos que activan la enfermedad.

Recuerdo  que a los inicios de mi diagnóstico, pensé que entre mas conocimiento de mi enfermedad, mayor posibilidad de saber lo grave que era, pero no era así, sigo aprendiendo que tratándose de salud mental, el equilibrio y armonía sigue dependiendo de mí. 

Aprendí que no todo puede ser algo inetendible o desesperanzador, una lucecita nos muestra que en la bipolaridad existen rasgos innatos en el paciente y que le favorecen, como es la creatividad y un coeficiente intelectual algo más alto que el común en las personas, permitiéndonos entender que la bipolaridad no es provocadora de un retraso mental, mas bien una oportunidad para cambiar la mentalidad e indagar sobre el mundo sensorial y espiritual. 

Porque este trastorno no sólo nos aparta del sano juicio, de la percepción y las buenas costumbres temporalmente,  sino que nos conecta con un mundo espiritual oscuro, el que desconoce cualquier mortal en la normalidad, donde para el enfermo el tiempo pasa como si no existiera, algo dominante que toma poder, impidiendo, incluso, que ninguno de los nuestros pueda entendernos ni ayudarnos, porque la fatalidad intimida hasta al más cuerdo y equilibrado.

Es así  como iniciamos un andar incierto... al que no acostumbro a referirme en relación ni al dolor ni a lo injusto, porque de nada sirve, lo que sí sirve, es sacarse la venda de los ojos, para aprender a valorar la vida en toda su dimensión, dejando de lado el miedo injusto, como el temor a la crítica o la culpa, para demostrarnos lo posible que es aprender de nosotros mismos. 

Aprender de los cinco sentidos, la vista y el tacto que aún perdidos en lo que es la realidad, nos ayudan junto al oído, el gusto y el olfato a reconocer las "sensaciones" lo que influye en nuestros estados de ánimo, así es como aprendemos a reconocer qué lo que "sentimos y pensamos" es reflejo, motivo y significado, qué en la vida no todo podemos mezclarlo, porque el "malestar y el bienestar", siempre dependerá de los "estímulos a los que nos expongamos".

Y qué, si bien podemos cambiar el destino de lo que nos afecta mejorando las propias razones, estamos en deuda con los sentidos espirituales, que nos demuestran que no solo somos mente e intelecto, porque la fuente de amor, compasión, confianza, caridad y humildad, nace solo de lo puro que vive en el alma.

Cuando se habla de Espiritualidad, se refiere a que todo lo bueno y sencillo a nadie daña, como tampoco las buenas palabras, y qué  viniendo todo lo bueno, bello y puro de Dios, quien lo niega a sí mismo debe demostrárselo.

Susana Rodríguez Hidalgo 


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