* El miedo nos apaga la luz propia cuando nosotros no creemos en la luz.
Monitora en Salud Mental para personas con Enfermedades del Ánimo. En tanto que: 30 años de Solidaria Experiencia en Servicio de Psiquiatría del Hospital del Salvador de Santiago de Chile. Susana Rodríguez Hidalgo a través de sus publicaciones orienta y acompaña en la inquietud y aflicción; pueden escribir a susanpaty14@gmail.com.
* El miedo nos apaga la luz propia cuando nosotros no creemos en la luz.
A mis 72 años puedo decir que vencí a mi inseguridad, al volverme más humilde y al reconocer mis propias miserias, entre ellas dejar de ilusionarme, de esperar que me comprendieran y dar valor a la opinión ajena.
Hoy es la fecha en que nací, agradecida de mis padres y de mis abuelos quienes me enseñaron lo que hoy he alcanzado a ser.
Sin Dios mediante mi vida no hubiera conocido el equilibrio espiritual, como tampoco recuperar el sano juicio.
Aprendí que la vida no es una fiesta ni una entretención, es un compromiso, primero con quienes nos tienen cariño y luego con el deber de no perjudicar a otro.
Agradecida de quienes me han ayudado a caminar y han confiado que no los iba a defraudar, mi esposo, mis hijos, mis hermanos, profesionales y personal del área de psiquiatría, además de aquellos pacientes como yo, que han permitido levantar mi moral con sus oraciones y buenas intenciones y hoy, gratitud profunda por este pasaje de luz en la Isla Grande de Chiloé, con su gente de gran nobleza y pureza, donde hemos conocido del silencio, del trinar de los pájaros, sus colinas vestidas de flores silvestres, la lluvia y el viento que pueden cambiar la quietud del mar y sus animales qué me permiten sentir que me aceptan y nos entendemos en el lenguaje.
Por todo esto y más, muchas gracias a todos quienes me han respetado.
Susana Rodríguez Hidalgo.
Se dice que lo que afecta a un paciente con alteraciones del ánimo afecta a la familia, es por eso, que es necesario el cambio de hábitos en beneficio de todos.
El tratamiento es indispensable y necesario de conversarlo entre quienes conviven, para invitar al paciente a consumirlos con cariño y no tener que exponerse a recordatorios que causan roces.
Reunirse a conversar en familia para hacer buenos recuerdos y derivar en los que nos agobian, permite entender que todos pasamos por eso y demostrarnos que lo bueno es lo que nos permite sobrevivir.
La hermosura de la música clásica, las flores sobre la mesa, una petición a Jesús, el buen trato y la humildad, ayudan al placer de los sentidos, del entendimiento y del espíritu.
Comúnmente ante lo que nos incomoda terminamos buscando un culpable, sin reconocer que todo parte de nuestros temores.
Dos cosas no fue fácil de comprender de las terapias recibidas... qué significaba vivir mi realidad y la importancia de quererme.
Terminé reconociendo qué la realidad si bien es cierto es seguir las normas que siguen las personas, en mi caso, mi propia realidad sigue teniendo relación con lo que siento... siendo necesario para eso, hacerme responsable del control de mis emociones.
... lo bueno de las terapias, es que uno no se puede engañar a sí mismo, a veces, es tan profunda la decepción, que a uno le resulta difícil creer que será posible quererse a sí mismo, después de todos los intentos, descubrí que el secreto terminó siendo la aceptación a mi real persona, con su particular personalidad y características físicas, las qué cualquiera que fueran, no tenían necesidad de máscaras.
Entre más años más natural, menos complejos.
Analizar realidades en relación a la propia bipolaridad, es descubrir un océano interesante donde analizar los propios porqués.
Es tan cierto qué, a veces, no es tan grave lo que nos ocurre, mas bien nos enredamos cuando nos dejamos llevar por las desilusiones, por la influencia de otras personas a quienes obedecemos por quedar bien, por no perder una amistad o por falta de discernimiento, sin atrevernos a preguntar lo que no entendemos y decir: ¿Me puede explicar a qué se refiere con lo que me está diciendo?
Durante la mayor parte de mi vida hubo algo en lo que muchas veces me descuidé, como por ejemplo aceptar una broma aún sintiendo qué con eso alguien me estaba menospreciando o dejando en ridículo, sonriendo por no entender que no es justo qué me falten el respeto, ahora no y no porque los demás cambiaron ni porque yo haya cambiado, sino por haber puesto en práctica los esfuerzos que han hecho los médicos psiquiatras y todos aquellos que son parte de esa disciplina, para ayudarme a crecer.
Aprendí de lo importante que es "saber escuchar para entender y no escuchar para contestar"
A comprender que no bastaba ser prudente y hacer lo correcto, sino qué también debía distinguir cuando los demás no lo eran.
Si hay algo que agradezco al sufrimiento, es haberme permitido dar el justo valor al sano juicio, para desarrollar la facultad de distinguir el bien del mal y lo verdadero de lo falso.
Alguien de otro país agradece y comenta que aún no logrando compensar totalmente el estado de su madre, le han servido las sugerencias recibidas; esta enfermedad requiere de cambiar hábitos, creencias y mentalidad, no solo por parte del paciente, también de quien moralmente lo acompañan.
Quienes nos vemos afectados por este desequilibrio mental, no significa que seamos enfermos mentales, la razón de confusión que afecta al sano juicio, otras veces lo hemos dicho, radica en algo personal y relacionado con el miedo.
Miedo a no saber cómo resolver lo que nos asusta, de allí la necesidad de cambiar en muchos aspectos el modo de vida.
La prudencia permite evitar alteraciones emocionales y psíquicas, quien busca comprender lo que le pasa, debe saber que los síntomas de esta alteración, son generados por las propias conductas y qué el bienestar personal, no depende del comportamiento de los demás, sino qué de la propia persona.
La armonía, la tranquilidad, la aceptación personal, no tiene porqué depender de cómo nos tratan, ni del éxito, dinero o estudios; para quien acepte su propia bipolaridad, podrá hacer de esta experiencia una enseñanza, desde donde recoger conocimientos... para aprender a vivir... evitando discusiones, distracciones, tentaciones, puntos relevantes a considerar y que nos invitarán a conocer el gran significado de amor propio y a gozar de las propias habilidades.
Por mi parte de no lograr entender la bipolaridad, terminé haciéndome amiga de corregir mis defectos, logrando gobernar mis impulsos y mis sentimientos.
Lo primero es lo primero.
En esta página la que en gran parte habla sobre mi propia bipolaridad, encontrarás innumerables respuestas a esa búsqueda constante de querer aprender a reconocer los síntomas, características de esta enfermedad afectiva y a la vez sus soluciones.
Las sugerecias vertidas te servirán de autoayuda... porque en ningún caso han sido consideradas como una simple alternativa dentro del mundo bipolar, sino qué compartidas con conocimiento de causa, al ser comprobadas en mi propia experiencia y en un sinnúmero de mis compañeros pacientes, como herramientas y solución a los estados propios de la bipolaridad, lo que ha hecho posible cambiar la actitud frente a lo que nos afecta.
Es por eso que hoy se me ocurre sugerir, qué cada persona tome nota en un cuaderno de lo aquí expuesto y de acuerdo a lo que le parezca útil, para tener a mano una guía personal como Autoayuda.
Desde el mes de Marzo del año 2020 por el Covid 19, es que vivimos en la Isla Grande de Chiloé de mi país Chile y en el silencio, la lluvia, el viento, el frío, la pureza de su atmósfera, la sencillez de su gente y el convivir con los animales y las aves, muchas de ellas migratorias, es que la percepción de la vida, cada vez más, me aclara la importancia de poner atención a los cinco sentidos y es así que hoy, no me cabe duda, que lo que nos descompensa o nos equilibra, primero pasa "por lo que sentimos".
Es así como al poner atención y obedecer a lo que siento, me va permitiendo cambiar el modo de pensar, de actuar y entender que lo emocional es posible de controlar y corregir, moderando el sentimiento.
Uno de los síntomas más frecuentes en la bipolaridad, es sentir miedo, el miedo anula la confianza, tranquilidad, seguridad, valor, fortaleza, es decir sin templanza perdemos paz interior, por lo tanto autonomía, la templanza es una cualidad que consiste en ser cuidadoso en la manera de actuar, hablar, cultivando la moderación, la sobriedad para evitar conflictos, salir dañados o exponerse a inconvenientes.
Lo puro nos calma, lo complicado nos atemoriza, somos dueños de evolucionar como centro individual dentro del universo, quien decide, es solo uno mismo.
Susana Rodríguez Hidalgo.
Para estar bien informado de lo que ocurre dentro y fuera, lo más útil es hacerse amigo de la propia consciencia.
Claramente, obedecer a aquello que siento, permite distinguir qué me perjudica o favorece.
Un día más para trazar el propio camino, sin mirar para al lado.
Una buena manera de conocernos, es detenerse a observar aquello que nos gusta y no nos gusta de nosotros mismos.
A alguien que busca orientación, le sugerí hacer una lista sobre esto y descubrió que la invadía la flojera, su elección es postergar y aplazar... además de depender de los demás.
Entonces, no fue difícil mostrarle la otra cara de la moneda, porque algo que me ayudó a superar los estados, la seguridad y el no depender de los demás, sigue siendo la voluntad.