Aun no sabiendo cómo termina la propia historia... prefiero vivir como si fuese el último día.
Sobre la balanza de lo justo e injusto, no logré conseguir el equilibrio, más bien lo encontré deseando para todos el bien.
Cuando no se tiene con un poquito basta, cuando se derrocha, no se disfruta de lo que significa una gota.
Para que se cumplan los buenos deseos se necesita saber esperar y saber agradecer cuando se hagan realidad.
Después de buscar lo que parecía ser lo mejor... luego lo mejor es lo que otro deshecha.
Para entender es necesario saber el significado de las palabras, el diccionario me las enseña.
La formación de un hijo en el campo, está en dar valor a los principios que lo acompañarán toda la vida... saber trozar leña, no descuidar el fuego, respetar a sus mayores y caminar con fe.
Ninguna buena intención es acogida ni bien entendida, cuando la rabia se aferra al menosprecio.
Al sufrimiento le debo mi verdad y al romanticismo los buenos recuerdos.
Sin hacer nada, la nada consume las buenas razones, ideas y sentimientos, barre, limpia, siempre hay algo sucio que depende de uno mismo.
Me gustan los nombres de las personas, las flores, los árboles y ahora estoy por saber los nombres de los pajarillos y pájaros, quienes mantienen su propio idioma y diálogo... renovar las ideas, inquietudes y anhelos, es una manera gratuita de recrear en la vejez, la vida.
Aún sea mirar un pedacito de cielo sirve para refresca los pensamientos y el espíritu parece volver a renacer.
Más de una vez uno quiere quedarse suspendido en un instante.
Gracias Señor porque contigo siempre recupero la paz.
Susana Rodríguez Hidalgo
www.yobipolar.com
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