La Vida no es un Juego, seis palabras, que nos pueden invitar a dejar de lado las caretas.
Digo las máscaras que según las circunstancias nos acomoda mostrar, no es posible hacerse uno más de quienes han tomado poder en el mundo intimidando con prepotencia, estatus, vulgaridad a quienes por ser inocentes se ven expuestos a ser presa de ser menospreciados y a temer no tener un lugar en la sociedad por ser decentes.
Hablar de moral es estar fuera de lugar, reconocer que nuestros antepasados fueron personas de esfuerzo resulta no ser de buen gusto, referirse a la riqueza o pobreza espiritual son conceptos abstractos, que interrumpe el ignorante que toma posesión por hablar más fuerte.
Si no sabemos escuchar lo que otro dice, corremos riesgo de manipulación u ofensa, mis padres y abuelos eran respetados por sus conductas y convicciones, ahora las relaciones humanas se han vuelto especulativas, teniendo que dejarnos llevar por la intuición para tratar con la gente.
Doloroso momento en la vida humana, lloro y no me avergüenzo al ver un mundo de seres vacíos, hipócritas, jugando con el dolor ajeno, haciendo mofas de los creyentes, odio en sus corazones, soberbia e ignorancia, basada en la estupidez; 3.400 ataúdes con hermanos italianos y tantos más en el mundo, además de cuánto dolor para sus seres queridos y sin embargo no se detiene el contagio con lo absurdo, actuando sin sentimiento, respeto o compasión.
Me siento con el deber de decir que los adultos cuiden de lo que dicen por amor y respeto a los niños, sí, esos niños que todo lo entienden, sin poder expresar lo que les duele la violencia verbal, las palabras groseras, la desfachatez, el miedo a sentirse desprotegidos de dulzura, de abrigo, hambre o frío y muchas veces no por que no haya que comer, ni la falta de ropa, si no que porque los adultos están ocupados en vender imagen, conseguir diversión y justificar sus resentimientos y frustraciones como merecedores de algun día ser felices.
La naturaleza y su creador nos enseña nuevamente que si no remamos todos para el mismo lado nuestra vida se tornará cada vez más ingrata por decir lo menos. Seamos solidarios y empáticos y respetémonos los unos a los otros, ya que ninguno de nosotros en este planeta llamado tierra es el conocedor absoluto de la verdad. Amémonos, como el Gran Hacedor nos enseñó con pequeños gestos y actitudes y la vida nos sonreirá cada vez que sale el sol. Un abrazo fraterno!
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