jueves, 10 de octubre de 2019

No Soy Una Enferma Mental.


No soy enferma mental, sino que soy una persona, que si bien es cierto, experimenta alteraciones que nadie podría acercarse a saber ni siquiera en su imaginación lo doloroso, inexplicable y misterioso que es éste padecer; el qué, incluso, aún ni la  ciencia ha logrado saber cómo prevenir ni los síntomas de esta enfermedad bipolar...  entonces, mal alguien podría avergonzarse o juzgar a quienes hemos sido presa de este diagnóstico, del que no somos propietarios por elección personal.

Este algo, el que nos ha llevado a sentir ser, seres de una especie de segunda categoría, sin serlo, el que no puede hacernos culpables de sus barbaridades, porqué este misterio tiene el poder de privarnos de nuestro control de impulsos. 

No estoy haciendo un análisis o defensa solo por lo que me debo a mi misma, sino por todos aquellos afectados, que como yo, sufren además de los inmerecido pánicos enfermizos, esta enfermedad que llenándonos de miedo, desesperanza e incertidumbre, afortunadamente no tiene ningún poder para destruir lo único que vale en la vida,  el desarrollo o la capacidad de restablecer la moral y el alimentarse espiritualmente como ser  humano al individuo.

 Es así como la bondad y los buenos sentimientos en cada paciente se mantienen intactos, al bien la enfermedad no lo ha trastocado.

En tres décadas de superación de este desafío de entender lo inmerecido y compartir con más de cien pacientes, no he conocido uno, que antes de ser un enfermo bipolar, haya  sido un ser perverso,  ni que no viva en la búsqueda de no dañar ni salir dañado, porque aun en la tristeza más profunda, aflora la necesidad de paz, bondad y ternura.

Mientras en el árbol de tu propia vida, no cunda la maleza, puedes confiar en ti mismo. 

Susana Rodríguez Hidalgo. 


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