Si no sabes callar en busca de saber que dice tu silencio
interno, mal podrás hacer en discutirlo todo.
Busca la copa de un árbol o el viento en el desierto y verás
que existen amigos que te muestran tu propia verdad.
Después de esa batalla que me hizo sufrir y que yo no elegí, lo
que he logrado no viene de mi fortaleza, como tampoco del egoísmo sino que de
haber aprendido a no mentirme a mi misma.
Mi mayor confusión, muchas veces, es no saber quién dice la
verdad o quién acomoda lo que dice para no hacerse cargo de su verdad.
Has una lista de todas las cosas pendientes, ordenarás con
gusto tu vida y no olvides poner en el último punto, amar al prójimo como a ti
mismo.
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