viernes, 2 de agosto de 2019

Dos Años de Tratamiento Equivocado.



Uno de los últimos acontecimientos más relevantes ocurridos con alguien que llegó hace dos años a los encuentros, es que asistió a un médico especialista en bipolaridad,  para que le diera otra opinión, mejorar el tratamiento y el especialista le hizo ver que no tenía esta enfermedad.

Aun habiendo sido tratada con Litio y otros medicamentos para el TAB por otro médico psiquiatra, sus síntomas eran otra cosa.

Mi amiga Mía como se llama ella, solo tenía que “hacerse cargo” de entender que las exigencias y culpabilidades que imaginaba como ciertas de sus más cercanos y de la sociedad, era una gran equivocación, que la verdad era tener que "mirarse a sí misma", su "personalidad alterada", no tenía otro motivo que por vivir enjuiciando a otros y no a ella misma.

El médico le dio un diagnóstico más sencillo de lo que es un trastorno bipolar, sus conductas radican solo en una “alteración de la personalidad”.

Lo que determinó el médico después de ver el resultado de un Test que refleja los rasgos del comportamiento humano.

Mía, culpaba a los demás de su desdicha, de sus necesidades no cubiertas a sus 27 años y sin embargo hoy comparte conmigo su gran equivocación, diciéndome que tiene mil motivos para ser feliz.

Ahora entiende que su bienestar no depende de lo que reciba de fuera, así sea de parte de sus padres, hermanos, de los compañeros de trabajo, sus jefes o de mí, con quien ha compartido sus más íntimas decepciones, porque lo que esperaba de los demás, quienes se habían transformado en sus más serios enemigos, en sus fantasmas,  cuando no se le cumplían sus deseos, no dejándola vivir de tanto juzgarlos, criticarlos, detestarlos, perdiendo ella tiempo y tranquilidad  al paralizarse por buscar su bienestar en ellos. Hoy reconoce que era ingratitud de su parte y que al no “darse cuenta” que tiene despiertas todas sus facultades para desarrollar su propia existencia y aún más, capacidad de seleccionar a quien amar, agradecer y comprender que no se desarrollaba de manera independiente como tampoco con todas sus potencialidades. 

Hoy se saca la venda de los ojos, se mira a sí misma, como un ser que puede ocupar un espacio en el mundo como persona sumisa, dócil, obediente, quien además nunca buscó a Dios por conveniencia, sino que hoy más que nunca, para agradarlo como lo que ella es, un ser fiel a Él.

La moraleja que nos queda, cambia tus conductas y tu vida cambiará, en nuestro caso también calza perfecto, pero ""no te confíes, como pacientes bipolares" no debemos abandonar lo que nos da la posibilidad de cambiar las conductas, el medicamento, quien nos ayuda a ver más claro.




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