En tiempos remotos a la locura se le llamaba estupidez y en
todas partes sobra, la diferencia con nosotros es que para eso, nosotros somos tratado por la ciencia, haciéndonos conciente de nuestras falencias.
A veces nos hemos sentido culpable, hasta que no maduramos pensando qué cada uno se haga cargo
de lo suyo, que nosotros seguimos con mucho cariño un tratamiento para no caer en la estupidez.
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