La problemática más común en quienes nos controlamos con un
médico-psiquiatra, se presenta cuando asistimos a los controles y está en no saber qué decir, cómo decirlo y más que eso, no ver
cumplidas las expectativas de sentirnos acogidos por su amabilidad.
En el tiempo he descubierto claramente cual es la labor de la
psiquiatría en relación a su trato médico-paciente, no en vano en mi historia y
trayectoria de experiencia fui examinada
no por menos de siete facultativos.
Mi apreciación al respecto es muy personal, pero creo no
estar fuera de lugar.
Antes que todo, quiero detenerme en la diferencia de atención
y práctica del especialista en psiquiatría con el de la psicología, dos ramas
que aún coincidiendo en algunos puntos, guardan una importante diferencia en el proceso de ayuda al
paciente.
La psicología es una disciplina que nos ayuda en el
aprendizaje de reconocer y aprender a darnos cuenta del porqué nos vemos
afectados, enseñándonos a procesar de mejor manera los pensamientos, lo que
sentimos y a entender que nuestro comportamiento no depende de los demás, sino
de nuestras propias elecciones.
Pero es la psiquiatría quien reconoce las deficiencias funcionales
deterioradas de nuestra salud mental, esa es la fortuna que tenemos como
personas afectadas por este síndrome bipolar, encontrar respuestas para mejorar lo que pareciera en algún momento no tener mejoría.
La maravilla
conseguida por la ciencia a través de la medicina, es que permite reconocer primero por medio de un diagnóstico y luego a través de un tratamiento con medicamentos
específicos, restablecer algo tan fino y valioso como es el equilibrio mental.
Está allí el porqué muchas veces no nos parece suficiente la
manera de comunicarse nuestro médico con nosotros, los que creemos mejorar con
comprensión y afecto, siendo que nuestra evolución primera, está en el acierto
del tratamiento que haya estudiado de manera personalizada el facultativo para
su paciente.
Los estudios de la
medicina en psiquiatría, persigue como función
principal conseguir reparar o restablecer, el impacto que sufre nuestro
cerebro por las descompensaciones provocadas por nuestros miedos, conmoción propia del mundo de las emociones, el que tiene el poder de destruir lo más significativo de nuestra existencia, el equilibrio.
Es por eso que la especialidad de la psiquiatría, además de
tener la capacidad de captarnos psicológicamente en nuestro comportamiento, su principal
función en cada consulta, está en observar la evolución o el efecto del tratamiento en nosotros
como paciente, quienes debemos de estar en conocimiento que las variantes de nuestro ánimo, llevan a la medicina a variar también el tratamiento.
Cuando me inicié en esta travesía desconocida y a oscuras, lo
primero que sentí fue exponerme al juicio del médico psiquiatra y en el
tiempo reconozco que a través del tratamiento, la psiquiatría permitió sacarme
la venda de los ojos y ver de manera clara mi propia realidad.
La confianza que necesitamos de otro es la misma que necesita
el otro de ti, confiar nos es traspasar limites, es entender que los límites
nos permiten respetarnos entre nosotros mismos.
Susana Rodríguez Hidalgo.
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