Se cree que una persona que pierde su equilibrio emocional, requiere de
ser tratado de por vida con perspicacia y cierto sentido de incógnita; la experiencia deja demostrado que la mejor
ayuda para quien en algún momento está fuera de su centro, lo más adecuado es que nadie lo convenza de lo equivocado que pueda estar, ese período de equivocación requiere de atención médica, silencio y tiempo.
Cuando la persona consigue su normalidad afectiva, el trato no tiene porque dejar de ser normal, considerando que normal tiene relación con estar capacitado, para desarrollar reglas y conductas habituales a la
realidad de todos.
La bipolaridad es una enfermedad que se caracteriza por restablecerse
con tratamiento, acompañado por la no intervención injusta de quienes apoyan a la
persona, injusto pasa a ser la observación obsesiva, el juicio ligero y de creer
que alguien de su círculo está capacitado para calificarlo o descalificarlo. Para corregir es necesario corregirse.
Cuando se recupera el estado de ánimo, la persona deja de estar enferma y la manera de sentirse cómodo y seguro, será siendo tratado y
respetado como un igual a todos.
Para evitar conflictos será mejor pensar que todos estamos equivocados.
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