Desde que conseguí mi estabilidad mi intención primera fue
ayudar a otros como yo, lo que menos quise que alguien experimentara esta tremenda incógnita que nos saca de contexto.
La psiquiatría fue lo primero que me devolvió el centro de
mi psiquis, me enseñó el valor de mi misma, descubrí la raíz de mi salud
mental, distinguí lo importante de lo insignificante, lo intrascendente que es
la opinión de los demás, la relevancia de aceptar a mi persona con defectos y
virtudes; aprendí a escuchar, a no hacerme cargo de lo que no me pertenece y
algo mucho más relevante, al experimentar en mi primera crisis obsesiones
religiosas, saber que podía seguir creyendo en Dios.
.
Como dije desde mi recuperación quise ayudar a otros, el principio
de esto es que entendamos que somos enfermos afectivos, inmaduros emocionalmente
y que son los miedos que nos llevan a la enfermedad y no que tenemos alguna deficiencia
mental, más bien debilidad espiritual. Por eso lo antes dicho, gráfica como fue
que la psiquiatría, hizo darme cuenta de mis debilidades.
Hoy me digo: "Todo tiene su tiempo, Todo cambia y Todo pasa" y
en virtud de estos tres conceptos, vivo en la tranquilidad de lo real que es esto.
Hoy cuando alguien recurre a nuestros encuentros de días
lunes, a veces, nos conmueve porque hay algún caso casi dramático, como el de una
madre que nos hizo partícipe de su historia en relación a un hijo bipolar, que además no está capacitado para
comprender que el alcohol y la marihuana son enemigos para él y su salud
mental.
Esta madre angustiada nos hace sentir a todos que queremos ayudar,
pero a veces no depende de lo que nosotros queramos hacer por otros, sino que
además de la psiquiatría, quien puede
cambiar por lo que afecta a una familia toda, es quien ve el problema en su
totalidad, en este caso Carmen Gloria como mamá.
Rubén, a quien lleva años tratando de mejorar con médicos y
terapeutas, cada día más conflictos que se manifiestan en la ira, insolencia y
la constante amenaza a demostrar que no va a obedecer.
Hablé con Carmen Gloria sobre los hábitos en su casa, ella
tiene más hijos sin problemas de salud mental, pero cansados de soportar… nos
pusimos de acuerdo en cambiar ciertas costumbres dentro del hogar y hasta hoy
han dado resultado, son actitudes sencillas que mi familia aplicó cuando nadie
entendió lo que pasaba.
Ante todo guardar silencio, callar para no provocar al
paciente enfermo, es un punto a favor para él y la familia, los estímulos de
comunicación en estados descompensados provocan
alteración. Carmen Gloria me dijo es tan difícil eso… puede ser, será menos difícil
cuando ella considere que alguna vez recurrió a la oración..., callar pidiendo por
la paz se logran dos cosas, la paz y la no provocación del enfermo.
Un enfermo bipolar necesita de confiar en que nada lo provocará,
porque en ese estado, incluso, lo puede alterar una mirada, es real que se hace necesario evitar
mirarlo directamente, porque de seguro el cuidador en su mirada refleja temor y
rabia...
Entonces qué mejor que una madre aprenda a calmarse para
calmar, porque de no hacer eso, se transformará en una derrotada, siendo que
ella está capacitada para amar a todos sus hijos, quedamos en que cada noche,
aún estando durmiendo sus hijos, le brinde un beso en la frente, gesto humilde y
amoroso que llama a la paz… y en este caso el real significado de este gesto, no es
otro que un amor fraternal o familiar de respeto.
Y así fue que seguimos buscando algo que diera confianza
para Carmen Gloria, quien más que valentía necesita de libertad para expresar
tranquilidad a sus hijos, entonces, le mencioné a la música de Mozart y comentó
que cuando niños escuchaban esas melodías, las que en un volumen bajito a toda
hora, incluso, para dormir permite que aún habiendo una persona alterada en la
familia, todos se unan en el buen sentido espiritual, porque esa música cura, enseña,
quita la depresión, la ansiedad e inspira a ser mejores persona.
Así como eso también las flores, porque ellas tienen
significados subjetivos y nosotros siendo seres anímicos, las flores nos ayuda
en la pureza, tranquilidad y a la armonía del hogar. Entonces, Carmen Gloria
llevó flores a su casa.
Y algo purificador, no dejar de abrir cada mañana las ventanas,
si no todas de una vez… hacerlo mientras
se ordena, cada habitación de la casa.
Lo demás cada cual lo guarda en su propio corazón.
"Nada es tan contagioso como el entusiasmo; mueve montañas y
cautiva a las fieras. El entusiasmo es el genio de la sinceridad, y sin él la verdad no conoce la victoria".
Samuel Taylor
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