Después de hacer un cuestionamiento del cómo se complica la enfermedad para el paciente y su grupo familiar, se presentó la oportunidad de conversar con otro paciente, quien experimenta lo mismo que no es fácil de poder entender para los demás, el por qué dejar los medicamentos.
Esta persona dice observarse, empeñarse en
cumplir con lo que sabe que es mejor para él como para su familia y sus amigos,
pero es imposible llegar a alcanzar los buenos propósitos, siempre se diluyen
sus buenas intenciones, entre eso, el no tomar continuamente los medicamentos,
siente como si un ángel bueno le mostrara que sí puede y un ángel negro, que no
es cierto que concretará lo que se propone y es esa voz interna negativa quien
por años lo domina.
Darnos cuenta que hay dos señales que se
apropian de nuestra existencia, tomando más poder lo negativo en la enfermedad
bipolar, es motivo para reconocernos que no sólo somos razón y emoción, sino
también seres espirituales.
Y de creerlo o no es algo personal, lo que
vale es la experiencia misma esa voz interna cierta, casi imposible de
explicar. Siendo lo más sencillo de entender, que lo que habita y nos da
energía o nos apaga la vida, es algo que obedece al propio buen o mal espíritu.
Ser espiritual se piensa que son aquellas
personas que siguen una religión, aquellos que buscan un espacio
para cultivar una manera de aproximarse a una comunión personal en
silencio con su propio mundo espiritual, observante de su capacidad de obediencia,
humanidad, compasión.
Quienes no rinden culto de esa
manera, anulan su reconocimiento a esta realidad interna de todo ser humano y
la confusión es mayor, porque no somos capaces de ir en la búsqueda del
auto-conocimiento y ante lo desconocido, preferimos escapar de lo que no
entendemos, dejando libremente nuestro mundo espiritual sin compromiso
personal, en nuestro caso, muchos abandonando el tratamiento y corriendo
infinidad de riesgos; pero hemos de considerar que existen variadas maneras de alimentar el
propio mundo espiritual y no solo alimentarlo sino descubrirlo, el
silencio es una fuente de conocimiento personal, que no está en los demás como
tampoco en los libros.
Para acercarnos a lo bueno, es necesario
apartarnos de todo aquello que trastoca el sano juicio, lo que nos apague la conciencia,
impida la observación de nuestros propios actos, y lo más importante "nos
impida diferenciar lo bueno de lo malo".
Proceso que en nuestro caso en principio
se aclara con el tratamiento de los medicamentos.
Puedo mostrar mi interpretación de aquello que en otros veo, pero no puedo dejar de compartir lo que es mi verdad, caminar reflexionando sobre el Padrenuestro.
"Padre Nuestro, que estás en los
Cielos,
Santificado sea Tu Nombre,
Venga a nosotros Tu Reino,
Hágase Tu Voluntad,
así en la tierra como en el Cielo.
El pan nuestro de cada día dánoslo hoy,
y perdona nuestras ofensas,
así como nosotros perdonamos a quiénes nos
ofenden,
y no nos dejes caer en la tentación,
mas líbranos del mal. Amén."
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