Comúnmente consideramos como destacable tomar una buena
decisión, siendo que tiene la misma importancia e incluso mayor relevancia,
revisar lo perjudicial que es tomar una "mala decisión".
Decidir tiene relación con tener la "seguridad" de
determinar "cómo se dice o hace una cosa" en todo momento
estamos decidiendo algo y es de absoluta "responsabilidad lo que
recibiremos de vuelta".
Darle más de una vuelta a lo que vamos a decir, considerando
que no todos los momentos son propicios para decir algo, es un ejercicio que
alimenta la prudencia y no solo en beneficio propio sino en considerar lo
valioso que es comunicarnos a través del respeto por sí mismo y por el de los demás.
Si ponemos atención cada individuo es generador de la
realidad común, cada hecho no carece de responsabilidad social, cuando somos
capaces de considerar la importancia de nuestro protagonismo en la vida,
podemos hacernos más consciente que todo depende de uno.
La enfermedad no impide cambiar incluso el propio criterio, basta recuperar la estabilidad emocional, para que cada uno tome nuevas decisiones y no haga cargo de sus impulsos a la enfermedad, porque eso nos deja mal a todos quienes llevamos el diagnóstico.
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