Es tan diferente la mirada de la bipolaridad en la familia
como en la del paciente que, a veces, decepciona más bien la conducta del
paciente, que la de la familia.
Son muchas las madres que dan todo por los hijos, pero los
hijos envuelven la situación en un sentido de autosuficiencia, que deja de
lado la consideración, el valor de tener quien se preocupe y se ocupe de él o
ella.
Y entonces allí no es la enfermedad que necesita que al
paciente, se le tenga que tener tanto amor y paciencia, más bien se necesita
acompañarlo en silencio, para que piense y se haga cargo de sus medicamentos y de su vida, es el paciente quien debe hacerse cargo de su enfermedad, habiendo conseguido el tratamiento.
Creo que todas las familias viven recordando al paciente que tome sus medicamentos y eso muchas veces se transforma en una discusión, porque a nadie le gusta le digan lo que uno tenga que hacer, entonces medidas con firmeza necesitamos, simplemente tendrá a que aprender a respetar que a los demás no les corresponde, lo que es algo de la propia responsabilidad.
Creo que todas las familias viven recordando al paciente que tome sus medicamentos y eso muchas veces se transforma en una discusión, porque a nadie le gusta le digan lo que uno tenga que hacer, entonces medidas con firmeza necesitamos, simplemente tendrá a que aprender a respetar que a los demás no les corresponde, lo que es algo de la propia responsabilidad.
A veces, somos tan inconsciente, que nos gusta que nos vean
como víctima, para justificar la flojera, la inseguridad, el no saber qué
hacer; la bipolaridad tiene su período doloroso, difícil de comprender, pero
otra cosa es quedarse pensando en eso toda la vida y egoístamente, seguir sintiéndonos
enfermo inútil y fracasado, sumido en lo imposible en la derrota y la
discriminación.
Tal vez, no todos alcanzaremos a realizarnos constantemente
en el sentido personal, pero el tratamiento no nos impide ser amables, atentos,
disponernos a concretar tareas sencillas, donde seamos capaces de sentirnos
útiles.
Pero, hay quienes se sientan en el computador a ver pasar la vida en una pantalla y no a mirar a quien estando al lado, necesita que lo dejemos de preocupar, con esos estados que muchas veces lo provocamos nosotros mismos, por no querer hacer otra que ser enfermos.
No todos los casos son iguales, pero muchos son como lo comentado.
Toma las cosas por el lado bueno.
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