Es cierto que las características de la bipolaridad influyen en el comportamiento de quienes transitan por este diagnóstico, pero existen otros factores
en el desarrollo de vida del paciente, que no son influencias de la enfermedad; un algo determinante puede llegar a ser la propia personalidad, esa disposición
interna que nos hace actuar de manera diferente a otro ante un determinado hecho.
Es común que este trastorno del ánimo, nos lleve a asociar que todo lo que nos ocurre es producto de TAB, siendo que con
este diagnóstico o no, lo más probable que las reacciones personales serían igualmente en
relación a la intolerancia, orgullo o soberbia.
¿Entonces de quien depende llevar la vida en paz? De uno mismo, la irritabilidad es uno de los síntomas
que controlan los estabilizadores del ánimo, pero a pesar de eso, es el carácter que puede impedir que uno mismo consiga la armonía, la tolerancia para tener un autocontrol de sus propias reacciones o decisiones, las que muchas veces radican en no ser buenas elecciones.
La bipolaridad sin mirarse a sí mismo, nunca permitirá entender que es mejor repensar que reaccionar impulsivamente y no
por complacer a los demás, sino para que el TAB no nos siga convenciendo que nunca dejaremos de sentirnos dañados, arrepentidos,
confundidos o perdiendo más que ganando.
Observar carácter, personalidad, para hacer más gratos los días de la bipolaridad.
La fuerza del carácter con frecuencia no es más que debilidad de sentimientos.
Arthur Schnitzler
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