Un factor perjudicial que creamos los propios pacientes bipolares, es vivir observándonos como enfermos y anticipándonos a asociar cualquier comentario externo, como ataque a lo que se puede volver una debilidad.
Para avanzar en relación a la autonomía, lo primero está en
que el paciente reconozca que la bipolaridad, es una enfermedad que nos afecta
por períodos, que aunque los síntomas pueden repetirse en el tiempo, solo nos priva en ciertos
momentos de independencia afectiva, donde poder expresarnos con normalidad.
Pasando esos estados, seguimos siendo lo que cada uno es y todos
con la capacidad de valerse por sí mismo, de pensar, distinguir, entender, opinar,
no perdiendo la facultad para tomar decisiones.
Entonces, podemos darnos cuenta que somos propietario de nuestro propio desarrollo y dueños de nuestras posibles dificultades.
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