El trastorno del ánimo no es una enfermedad física, sino tiene relación directa
con la naturaleza humana, es decir con la formas de pensar, de sentir y actuar.
Mientras
el medicamento nos ayuda a encontrar el equilibrio del sano juicio, luego el
bienestar, está ligado al comportamiento “de acuerdo a como uno proceda”
Siempre
serán los pensamientos los que se verán reflejados en nuestras conductas,
representados en buenas o malas reacciones, el resultado de nuestros hábitos,
será lo que nos provoque bienestar, disgusto o inquietud.
Para
conseguir saber lo qué nos pasa, primero tenemos que reconocernos como un ser
individual, autónomo, que está dispuesto a poner en práctica sus mejores
decisiones, en beneficio de su nuevo proceso de cambio afectivo.
Antes de
interactuar con el mundo, el principio será apropiarnos de lo que nos
permite entrar en uno mismo.
"El
hombre nunca sabe de lo que es capaz hasta que lo intenta"
Charles
Dickens.
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