Cuando
se habla de temas sociales que son de interés general, a veces, los tomamos de
manera superficial porque no nos tocan directamente, pero el sentimiento humano
tiene la facultad de percibir, juzgar y entender, lo que le puede afectar a
otro igual a cualquiera de nosotros.
Todo
aquello que tenga relación con los afectos, sin mayor cuestionamiento, es
necesario tomarlo con delicadeza y respeto. La crítica desmedida, el prejuicio
inflexible, puede transformarse en un arma, para quien no está capacitado en
reflexionar sobres sus propias conductas, pero para eso siempre será necesario que haya alguien
quien comprenda, apoye y hable con una verdad, basada en el cariño para abrir el entendimiento de otro.
Los
problemas sociales no están sin solución, más bien estamos distraídos y dormidos
en conciencia al apego de lo que es la naturaleza humana, lo caritativo, lo
compasivo, bondadoso, tiene que despertar, es tiempo de no perder la confianza cada
uno en sí mismo.
Quiero
compartir un extracto del Simposio “Conversemos Sobre Marihuana",
organizado por la Sociedad Chilena de Salud Mental de Santiago de Chile del
2014, donde un gran equipo médico, a través de estudios científicos y estadísticos,
logra transparentar la manera de abordar en sentido social el consumo de esta
droga.
Este
Simposio se trató de una conversación exhaustiva, bien intencionada y
comprometida; un encuentro de estudiosos médicos y otros especialistas
dedicados a compartir conocimiento y preocupación por resguardar la Salud
Mental de los adolescentes, quienes cada día inician a más temprana edad el
consumo de marihuana, quedando en evidencia que desde los doce años los niños y
niñas ya se disponen a fumar esta droga.
Se
planteó la necesidad de romper con el silencio que existe sobre la prevención y
advertir lo dañino que es el consumo de esta droga. El estudio de la ciencia
nos demuestra la vulnerabilidad fisiológica de los infanto-adolescentes; “en su
cerebro aún no maduro con el consumo de marihuana y/o alcohol impide el
desarrollo en normalidad” llevándolos a experimentar riesgos, rechazo a la vida
de adulto, impulsividad, angustia, ideas persecutorias, somatización, visión
negativa del futuro, recaídas frecuentes.
También se analizó el uso terapéutico de la
marihuana, motivo por el que se pretende sea legalizada en Chile. Se enfatizó
que jóvenes y niños deben de saber que “no debe ser usada la marihuana en el
sentido de diversión, como algo recreativo” ya que por lo recién dicho el
consumo de marihuana altera las conductas de aprendizaje, y aumenta el riesgo
de psicosis, crisis de pánico, suicidio, deterioro psicosociológico.
Se
habló sobre el valor de la libertad, el valor de la salud mental y también de
la tranquilidad de la comunidad; legalizar la marihuana encierra abrir una
puerta como es otra de las drogas de uso desmedido en los jóvenes, como ya es
el alcohol. No existe ningún estudio científico que avale que estas dos drogas
no dejen de ser perjudiciales.
Se
dijo, hoy ha cambiado el lenguaje y se actúa de otro modo; lo que es
perjudicial se distingue como algo positivo, muchas veces no importando donde
integrarse, lo confuso deja de ser objetado; los jóvenes lideran el derecho al
permiso; no encuentran discurso de orden lógico; no ven daño a la salud; al
referirse de manera contraria ante sus pares sienten perder credibilidad. En ellos
se hace invisible las consecuencias de sus conductas; de allí la
responsabilidad de los adultos en educar, para que puedan tomar ellos mismos
decisiones a favor de su propio bienestar.
Susana
Rodríguez Hidalgo
Monitora
del Grupo de Autoayuda de
Pacientes
Bipolares y Depresivos en el
Servicio
de Psiquiatría del Hospital Salvador
Revista
de Psiquiatría y Salud Mental Año XXXI / N* 2 / Julio-Diciembre 2014
http://www.schilesaludmental.cl/wp/wp-content/uploads/2015/04/conversemos_sobre_marihuana.pdf
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