domingo, 6 de agosto de 2017

Los Temores nos Perjudican a Todos.


Problemas aparentemente sin solución, pueden ser un ejemplo digno de imitar.

Los días lunes llegan algunos familiares y entre esas personas llegó Consuelo, una gran persona y una mamá amorosa, quien asistió durante más de un año y nunca pudo entendernos a quienes le aconsejábamos; que su hija profesional con trabajo, inteligente, casada con tres hijos, con buen diagnóstico y tratamiento, no necesitaba ser vista como una persona incapaz.

 Era raro que la paciente continuamente repitiera una crisis, porque por años es que está en manos de uno de los excelentes especialistas en bipolaridad.

El motivo de asistir su madre al grupo de autoayuda, fue más bien porque quería  saber que sentíamos, que nos debilitaba para apoyar y aliviar a su hija.

Los episodios a cada cual nos dicen distintas cosas.

 El grupo está dispuesto para compartir con la superación de otros, pero en “ningún caso” para “imponernos a la enfermedad” la enfermedad la trata la medicina; el principio de agruparnos es reconocerse así mismo y ser consciente, ante todo, de seguir siendo buenas y grandes personas por satisfacción personal, porque no lo impide la enfermedad y para no perjudicar a otros.

-“Qué es Persona: La palabra persona designa a un individuo de la especie humana, hombre o mujer, que, considerado desde una noción jurídica y moral, es también un sujeto consciente y racional, con capacidad de discernimiento y de respuesta sobre sus propios actos”-

Para lograr este gran propósito, un gran aliciente es que la familia nos respete, nos ayude a independizarnos y a demostrarnos que confían en no tener un enfermo complicado de por vida.

Consuelo, no entendía que su hija sería capaz de hacerse cargo de todas sus responsabilidades, hoy reconoce haberse dado cuenta que estaba lejos de favorecerle, justificando sus motivos de “atenciones de mamá”  tal cual lo hacía como “cuando Claudia era una niña”.

Sin embargo, llegó el momento que Consuelo logró tomar una decisión que a ella misma hoy la sorprende; retirarse a “su propia vida” y dejar de hacerse presente en el día a día, anticipándose a lo que Claudia nunca le pidió, como tampoco nunca se negó, pero que de seguro le impedía actuar en libertad y con naturalidad con su querida mamá.

Consuelo es querida y admirada, por todos quienes hemos visto su esfuerzo por dar lo mejor como madre, materializando sus buenas intenciones, pero es la intimidad que nos hace libres como individuos.

Hoy la mamá de Claudia, se siente feliz de abandonar el temor que la agobiaba, pensando que su hija no podría ser autosuficiente, por un síndrome afectivo denominado bipolar.

A veces necesitamos que  el trato con los más cercanos, sea como si fuesen nuestras más distinguidas visitas.

Y además, es tan cierto que "todas las etapas de la vida" venían definidas desde la creación. 


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