jueves, 10 de agosto de 2017

De la Comprensión


Al conversar en grupo y al entendernos, todo tiempo es poco y  al parecer es porque en todos existe una aflicción digna de comprender, así es como lo comprensible aflora de manera espontánea.

Entonces, más que hacernos un juicio entre sí, nos mueve el entender a otro y no porque alguien sea capaz de comprender cualquier historia de vida, sino, porque nos une lo que todos buscamos  para superarnos, respeto.

Me parece ser que es la prolongación de lo humano y espiritual en común, que nos hace propietario de una sinceridad mutua. 

Y que nos hace parecer iguales, invitandonos a mirar el mismo horizonte y la intención de no repasar a cada momento el pasado que nos pudo hacer doler.

La comprensión que pareciera ser una cualidad fácil de desplegar, no siempre es así, no siempre está en todos el entendimiento y la voluntad para sostener a otro.

Es por esto que quien sobrelleva esta afección, basada de alguna manera en el "amor propio herido" debe de aprender a hacerse cargo en muchos aspectos en solitario, sin dejar de "caminar acompañado de su propia reflexión"; repensar es una manera de no reactivar, avivar la enfermedad, porque son nuestras "propias reacciones" estimuladas por lo que "no nos parece bien" que nos llevan al desequilibrio.

¿Por qué la comprensión, la justificación, para todos por igual? 

Porque ninguno ha elegido lo que hace padecer a una familia y a uno mismo, no es una elección personal en este caso,  fallarse a sí mismo o a otros, son los dominios de los malos momentos de la bipolaridad.

Así es como "no buscando lo vivido" cada cual se siente responsable de remediar hechos, los que muchas veces son irremediables y que no pertenecen al verdadero sentido de vida de cada uno.

Es así como en el tiempo de tratamiento, comprendemos lo importante que es tener conocimiento, para entender  cómo nos manipula, nos maneja la enfermedad, solos no podemos remediar algo que nos domina  y nos empuja como si fuéramos seres injustos, despreciables.

Es ahí que no hay recomendación alguna donde uno u otro pueda dar como solución algo efectivo, sin embargo, somos los creyentes a quienes se nos hace más justa la salida, al sentirnos perdonados, acompañados, protegidos, amados, esperanzados, fortalecidos, humildes y dignos de pedir a quien, para nosotros no tiene otro nombre que Dios Padre.

Para quien conoce a Dios, incluso sin profesar una religión, sabe que no es una fantasía, como tampoco una ilusión, sino la Única Verdad escuchada, muchas veces materializada; quien haya pasado por el sufrimiento -siendo importante considerar que todo padecer no viene de Dios Padre y para que Él obre en su grandeza- solo se necesita confiar y reconocer que solos no podemos. 

Hay algo tan cierto en algunos de mis compañeros de ruta, lo doloroso y mal que les aqueja, es real y sin esperanza e incluso creen fielmente en ello y no creen que existe algo llamado Poder y Gloria, algo superior a nosotros mismos que vive para todos, para que aquello que nos hace llorar nos libere.

De lo que nos afecta, la medicina controla nuestro desorden químico y eso nos sirve para volver a ordenar el pensamiento, pero nuestra vida no es solo pensamiento, somos sentimientos, alma y espíritu y hasta allí los únicos que podemos entrar somos nosotros mismos, donde un soplo sobre la propia mano, nos puede demostrar que somos más que seres humanos...

Será mejor abandonar la sugestión y lo irreligioso y hacernos uno más de quienes han logrado recuperar su buen espíritu, más que para lograr felicidad, para ayudar a otros.

"Tener Fe es Querer Saber la Verdad"

Friederich Nietzche



No hay comentarios:

Publicar un comentario