Cuando nos relacionamos con
él cómo pasar mejor con este diagnóstico, lo primero es saber que de
uno mismo depende esta nueva manera de vivir, la bipolaridad guarda un
lenguaje con el que poco a poco es necesario familiarizarse y entre eso
aprenderemos del significado del autocuidado.
A los inicios de saber que la medicina nos da la posibilidad de tratamiento y que dentro de la psiquiatría la bipolaridad está considerada tratable, pero de nada sirve que la ciencia nos de la posibilidad de esta gran puerta, si nosotros dejamos de hacernos responsable de nuestra vida.
Es propio que el paciente
descubra todos los dolores que le ha provocado su historia de vida y la
tendencia es culpar a quien pase por sus recuerdos, pero después del inicio de
un tratamiento, uno es propietario de sus propios actos y de cuidar que otros
intervengan en sentido negativo en algunas de sus decisiones.
Me siento muy bien
aceptada por quienes, ya sea en sentido personal o en un trato compartido
entre pares, acostumbran a hacer conciencia de sus errores o
tentaciones propias de la juventud, entre uno de esas libertades, consumir
alcohol, la tentación más cercana y fácil de concretar.
El alcohol es una droga que
perfectamente puede llevar a una crisis al paciente; he conocido otras
personas, que han preferido dejar el tratamiento de la bipolaridad y no privarse de consumir alcohol; ellos mismos confiesan haber padecido de la peor experiencia de crisis, hay que entender que el trastorno bipolar de la única manera que se calma, es con estabilizadores del ánimo y también dejando de ser porfiado.
El autocuidado está también en
saber decir no, es muy común que no se quiera quedar mal con quien les hace una
invitación, el alcohol pareciera desinhibir y ser necesario para compartir de manera más
entretenida con las personas; siendo una persona con tratamiento y
aprendiendo tanto de ser autónomo, superando siempre sus propósitos de vida,
aceptando su realidad, tendrá que usar la inteligencia, para participar con su
capacidad de decidir en libertad.
El primer factor en contra en relación al alcohol es que la
bohemia es de noche, bien sabido es que una noche sin dormir es camino a la
descompensación, no significa que en compromisos formales no se pueda
participar, pero alcohol y trasnoche, terreno fértil para que la neuronas
terminen haciendo responsable de lo que depende de uno.
No solo somos pacientes, también somos
responsables de ser un aporte para la sociedad y para quienes nos protegen y viven esperanzados en vernos realizados.
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