De la discriminación y del estigma, la ignorancia muchas veces es algo a favor, hasta que no pasé a ser parte del mundo de la psiquiatría, nunca antes escuché esas dos palabras.
En mi niñez y adolescencia no existía en esos años, el menosprecio entre pares al contrario de los más humildes y a veces de los más sufrientes, fue de quien recibí los mejores ejemplos, que atesoro hasta hoy.
Volviendo a mi ignorancia, nunca escuché en mi casa que fuera necesario hacer diferencias entre las personas, pero con el tiempo empecé a sentir que sí otros la hacían conmigo.
Propio de pertenecer a una sociedad que me hacía ruido principalmente cuando algunos... me preguntaban cuál era mi apellido, lo que para mí no tenía ninguna relevancia ni complejo, cuando más ingenua no me perdacaba del prejuicio de las personas, como tampoco entendía que de acuerdo a su valoración, había un dejo de tomar a otros menos en cuenta.
Cuando supe que la bipolaridad, este dolor del alma que me llevó a terminar en no saber quién se es, por el miedo a no saber qué hacer con lo que me confundió, más que derrotarme, avergonzarme o sentirme víctima, más bien desperté al valor que por sí misma tiene mi propia persona.
Me fui enterando que independiente de lo que a mí me pasa, de lo que yo sufra, del deterioro económico de mi familia por cubrir las necesidades de tratamiento, hay quienes se toman el derecho de discriminar o estigmatizar con una marca a quien hemos sido diagnosticado con bipolaridad. ¡ahí sí que no!, no me adjudico nada de lo que alguien o muchos, alguna vez, sientan tener poder sobre mi dignidad.
Ante todo, cómo podría paralizar mi tranquilidad "una opinión", la única opinión válida es la propia, con quien uno tiene un fiel compromiso, que los demás se distraigan con sus propias vidas y dejen vivir en paz, a quien no les pide nada.
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