Uno de los cuestionamiento de siempre, para algunos pacientes bipolares es estar, a veces, incluso, silenciosamente, pensando qué decidir frente a su trabajo, sus amigos, sus vecinos y sus familiares sobre si declarar esta enfermedad afectiva.
Llevo treinta años enfrentando mi propio riesgo de ser tildada o que hablen de mí en voz baja. Mi caso tuvo un destino distinto a muchos de mis pares, en el sentido de declararme públicamente portadora de una pena, porque decidí ser autora de un libro.
La enfermedad bipolar, tiene algo que a veces no es fácil de lograr, la madurez necesaria para aceptarnos, para independizarnos y cuidar nuestro mundo afectivo como también de nuestras elecciones.
Si uno declara su condición bipolar, tiene que estar seguro que no le importará que intervengan en opinar, por ejemplo sobre lo que refleja su ánimo, de no molestarse con comentarios a veces bien intencionados, pero que inesperadamente nos recuerden la enfermedad.
Todos guardamos secretos, muchos de ellos bellos secretos, entonces porque nos inquieta tanto callar nuestra propia intimidad.
El secreto de nuestra salud mental, está en conseguir la propia armonía, conseguirla dependerá de nuestras propias decisiones.
Quien no sea de nuestro circulo íntimo nunca vendrá a estar cuando algo necesitemos, porque no le pertenecemos, ¿por qué hacerlo propietario de algo que nunca llegará a entender, como nosotros lo vivimos y a veces ni siquiera lo entendemos?
Estoy haciendo un "diálogo de opinión", solo para quienes tienen duda en qué hacer con esto que nos mantiene como si cometieramos un pecado, no lo es, pero en alguien de opinión liviana, lógicamente se dará licencia para incluso perjudicarnos.
Cuando quieras confesar lo que te ahoga, toma lápiz y papel y escribe lo que piensas, luego deshecha, para que fluyan cosas nuevas.
Si quieres hacer saber que experimentas bipolaridad, eres libre de hacerlo, sin alguien se toma la libertad de dar una opinión como la mayoría que no entiende de lo que está hablando, hay que dejarlo que se haga cargo.
Siempre ten en cuenta, que como piensa y actúa una persona, es lo que a él le pertenece y no es más que eso; no puede entrar en ti lo que tu nunca has pensado.
Tampoco es bueno generalizar, si quieres comprobar la honestidad de la persona en quien confías, cuéntale tu historia como si fuera la de otra persona y podrás saber si no estás equivocado en contar con su comprensión y apoyo.
La enfermedad bipolar, tiene algo que a veces no es fácil de lograr, la madurez necesaria para aceptarnos, para independizarnos y cuidar nuestro mundo afectivo como también de nuestras elecciones.
Si uno declara su condición bipolar, tiene que estar seguro que no le importará que intervengan en opinar, por ejemplo sobre lo que refleja su ánimo, de no molestarse con comentarios a veces bien intencionados, pero que inesperadamente nos recuerden la enfermedad.
Todos guardamos secretos, muchos de ellos bellos secretos, entonces porque nos inquieta tanto callar nuestra propia intimidad.
El secreto de nuestra salud mental, está en conseguir la propia armonía, conseguirla dependerá de nuestras propias decisiones.
Quien no sea de nuestro circulo íntimo nunca vendrá a estar cuando algo necesitemos, porque no le pertenecemos, ¿por qué hacerlo propietario de algo que nunca llegará a entender, como nosotros lo vivimos y a veces ni siquiera lo entendemos?
Estoy haciendo un "diálogo de opinión", solo para quienes tienen duda en qué hacer con esto que nos mantiene como si cometieramos un pecado, no lo es, pero en alguien de opinión liviana, lógicamente se dará licencia para incluso perjudicarnos.
Cuando quieras confesar lo que te ahoga, toma lápiz y papel y escribe lo que piensas, luego deshecha, para que fluyan cosas nuevas.
Si quieres hacer saber que experimentas bipolaridad, eres libre de hacerlo, sin alguien se toma la libertad de dar una opinión como la mayoría que no entiende de lo que está hablando, hay que dejarlo que se haga cargo.
Siempre ten en cuenta, que como piensa y actúa una persona, es lo que a él le pertenece y no es más que eso; no puede entrar en ti lo que tu nunca has pensado.
Tampoco es bueno generalizar, si quieres comprobar la honestidad de la persona en quien confías, cuéntale tu historia como si fuera la de otra persona y podrás saber si no estás equivocado en contar con su comprensión y apoyo.