Es más grande aquel que aprende a soltar aquello que no
cambia, que obligar a que el otro cambie para uno ser feliz.
Cuando sentimos y decimos que nadie nos comprende, no es que los otros
no quieran hacerlo, es porque uno mismo busca doblegar a los demás, si no es
eso, debemos cambiar el discurso.
Nada se logra si uno lo quiere todo de una vez.
Los milagros se hacen realidad y borran incluso el recuerdo
de lo doloroso.
Gracias a Dios y a todos los que hacen posible que sea así.
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