Dentro de todas las confusiones existentes en el ser humano,
está el confundir la espiritualidad con la idea de involucrarse con pensamientos
que pueden someternos a lo que no estamos dispuestos, la espiritualidad no es
algo que está fuera de ti, la espiritualidad es tu propia esencia, el brillo, la
pureza, el instinto de honradez, esa virtud por dar de ti lo mejor, de no ofender,
de confiar, de compadecerte, de protegerte y proteger, de comprender, de no
envidiar, de generar silencio y salir a mirar la inmensidad del cielo, para entender cuán hermosa, libre y
bella es tu propia alma.
Lo bueno que hay en ti, solo tú puedes conocerlo,
disfrutarlo, cuidarlo, valorarlo y amarlo, nadie puede arrebatar lo bueno que
hay en ti y es lo único que vale en la tierra para ti y para todos.
Cuando se habla de la importancia de cultivar la
espiritualidad, se está refiriendo a todo lo bueno que hay en cada uno de nosotros
y que a veces se diluye por lo que existe en el mundo externo.
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