Son muchas personas que me escriben con el propósito de ayudar a un ser querido con síntomas depresivos o de bipolaridad que no está dispuesto a ver médico, el motivo a menudo se repite, las personas con alteraciones en salud mental, antes que pensar en sí mismos, sienten vergüenza qué su círculo social se entere que sufre de alguna alteración anímica.
Si sufrir es motivo de vergüenza, es porque el mal entendido va más allá de cualquier buena razón, es curioso que por mi parte no sienta vergüenza alguna de la honradez que tengo para reconocer públicamente de lo que he padecido y del esfuerzo que he puesto, más que por dejar de padecer, por no causar dolor a quienes me quieren, incluyendo a quienes trabajan en psiquiatría y día a día, ponen todo su empeño en mejorar las ideas equivocadas de personas confundidas.
Cada vez que reconozco mi experiencia psiquiátrica compartiendo en una mesa, no hay quien no tenga a un familiar con un diagnóstico en psiquiatría y no por eso pienso como dice un refrán, "Mal de muchos consuelo de tontos" al contrario, puede ver y palpar con mi propia sensibilidad, que somos muchos más los que no podemos con la perfección ni con los miedos.
Cuando a uno le duele en su propia existencia algo que resulta inexplicable y busca respuestas para calmar ese dolor, no sólo aprende a reconocer lo que le pasa, también a darse cuenta lo equivocado que estaba no solo en sus propias elecciones sociales, sino lo equivocados que están los que pertenecen a ese circulo social, si es que no son capaces de abrir su corazón para ayudar a un amigo.
Como dijo uno de mis médicos cuando me encontré con mis verdades de vida y dije: "cómo pude estar tan equivocada" y él respondió: "vivimos equivocados"; si bien todo eso es cierto, por lo menos hoy trato de poner más atención a no equivocarme, principalmente con las personas.
El egoísmo maltrata a quien te acompaña incondicionalmente.
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