Tener paciencia para con uno mismo, es conocer el principio de la tolerancia y de darse cuenta lo difícil que es ser tolerante.
Una vez que me enojo, me enojo con el enojo y quisiera hacerle un monumento para ir le a protestar.
El egoísmo nos convence de todo.
Cuando reconoces que no eres importante, recién puedes darte importancia.
Cuando escribo no pretendo convencer a alguien de mi sentir, solo escribo para deleitarme con lo que solo sé que vive en mí, cuando escribo.
Si amas no busques fórmulas de amor.
Las lagrimas más hermosas de mi vida, son aquellas que se deslizan por gratitud a Dios.
Cuando alguien te confíe lo suyo, es porque su confianza espera que no agregues capítulos a lo que a el le aflige, ni que demuestres tener el privilegio de su decir.
No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo.
Oscar Wilde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario