Comúnmente no nos atrevemos a consultarle al médico lo que no entendemos, dos cosas distintas es el respeto y el "derecho" a saber lo que no entendemos.
El respeto que le debemos al médico es el mismo respeto que nos merecemos.
Como personas sensibles y temerosas, lo primero que esperamos del médico es que no sea parco, demasiado serio; la primera superación personal será, no considerar a nuestro médico como bastón donde apoyarnos; nada importa su personalidad, lo que nos debe importar es que nos demuestre lo eficiente que es a través del tratamiento que nos dé.
Tenemos que considerar que su forma puede no ser parte de su carácter, puede ser parte de su habilidad, para estudiar nuestras alteraciones del ánimo, una pregunta brusca, puede ser una buena manera de conocer en qué estamos internamente, miedo, pena o agresividad.
No siempre debemos sentirnos disminuidos porque alguien aparentemente tiene la razón, lo importante es tener en cuenta que alguien puede ayudarnos a salir de nuestras equivocaciones, para retomar el camino de la fuente de conocimiento que somos todos.
El mejor resultado está en sembrar lo mejor que vas recogiendo, para que otros vengan a recoger de tu propia cosecha.