Las inquietudes de muchos, me hacen saber algunas veces, el no tener como sobrellevar los estados afectivos de algún paciente.
Es reconfortante y un ejemplo recibir algunas consultas de una pareja varón, dispuesto a dar lo mejor por el amor que siente por su mujer y buscar todos los caminos que puedan mostrarle como superar el estado de ella.
Su inquietud era encontrar respuesta a las conductas inesperadas de la paciente, quien de un estado depresivo pasó a contactarse con todo tipo de personas, a no querer ver al médico que la estaba tratando y a tomar decisiones que más bien la perjudicaban.
Aquí tenemos la muestra de lo que es la bipolaridad dos polos, la depresión y la euforia a un paso.
Dentro de sus actos en crisis, por supuesto a él le resultaba imposible dejar de hacerle un llamado de atención, pero no llegan a buen puerto los reproches, la psiquis desbordante no admite compresión, más bien despierta la ira, entonces es preferible hacer silencio frente al paciente como protección que los llamados de atención, casi se hace necesario hacer un cambio de personalidad quien cuida al enfermo, para que se mantenga en calma; los impulsos son múltiples e incluso desconocidos para quien está en crisis.
La enfermedad es cansadora para quien está a cargo del paciente; descoloca al paciente y el cree que lo que vive es normal, a veces, hasta le hace perder los sentidos, eso provoca hacer lo que no es conveniente, corriendo riesgos, pero si hay alguien dispuesto a salvar de lo que le puede perjudicar, lo mejor es que no le increpe, sino que se le hable con tranquilidad y comprensión y con un sano engaño para que logre con el tratamiento cambiar de estado.
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