Es común que suframos una profunda decepción de nosotros mismos, cuando sabemos que tendremos que llevar un tratamiento para mantenernos en equilibrio mental, emocional para sobrevivir.
Parece como si el mundo se perdiera para quien es diagnosticado con alguna enfermedad del ánimo, sin embargo todo lo prescrito en el tiempo, nos da la razón demostrándonos lo significativo que es tener la posibilidad de contar con un orden, con buenas sugerencias, consejos y todo lo que sea necesario para empezar a vivir de manera individual.
No es fácil aceptar que nuestra normalidad puede ser distinta a la de los demás, pero lo mejor es que el tratamiento nos llevará a recuperar la felicidad, porque la bipolaridad se puede tratar y avanzar e incluso mejorar para vivir la propia existencia, evitando recaer por conflictos que puedan dañarnos en los momentos más inesperados.
Son muchos los factores influyente que pueden llevarnos al desánimo, la fortaleza para no dejarnos dominar por la fuerza absurda de la enfermedad es demasiado necesaria, para salvarnos de los convencimientos que nuestra mente pueda hacernos como jugada favorables y que nos pueden llevar a cometer imprudencias que nos perjudicarán.
Vanidad: "Engreimiento cualidad de la persona que tiene orgullo propio y afán de ser admirado de manera excesiva"
La vanidad es uno de los factores que puede intervenir de manera silenciosa, pero muy efectiva en contra de nuestro propio cuerpo por ejemplo. El tratamiento cuando es más riguroso nos lleva a subir de peso y eso nos vuelve inseguros, tímidos, retraídos y logra enfermar nuestra mente, haciéndonos creer que nuestro valor de persona está perdido.
Es importante clarificar el valor de nuestras cualidades y no ver como defectos los cambios físicos propios del tratamiento, los que no significan serán para siempre.
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