Tantos años con tratamiento para la bipolaridad que mi intención de orientar, apoyar y demostrar lo posible que es sacar buenos resultados del esfuerzo por lograr la estabilidad emocional y la salud mental, cada día es más evidente en mi realidad de vida.
De todo he aprendido, todo me ha servido, la psiquiatría, la psicología, el espejo de mi casa cuando me siento algo distinta y frente a él me llamo la atención con firmeza para no salirme de mi centro, la voluntad para cambiar hábitos, conductas y abandonar la impaciencia, todo eso me ha demostrado que todo estaba en mí para mejorar, porque ¿quién puede hacer lo que a mí me corresponde?
Reconocer que los miedos tienen dominio absoluto sobre la paz interior hasta lograr las descompensaciones, ha permitido cambiar mis miedos, por aprender a respetar mis derechos, mis cualidades, buenas intenciones y principalmente mi dignidad.
Confiar en mi capacidad de comprender que los demás critican, enjuician y a veces hasta envidian como parte de la normalidad de vida, me permite no poner mayor valor en ellos, que en mí y a entender que aunque alguien lo quiera, ni yo misma, puede derribar mi esencia, mis verdades, mis equivocaciones, mi timbre de voz, como tampoco lo que nace de mí como opinión o la capacidad innata de pensar, porque mientras esté de acuerdo con lo que he elegido como bueno, es suficiente para complacerme, felicitarme, admirarme y disfrutar de esta vida pasajera.
UN HOMBRE TIENE QUE TENER SIEMPRE EL NIVEL DE LA DIGNIDAD POR ENCIMA DEL NIVEL DEL MIEDO.
Eduardo Chillida (1924-2002) Escultor y grabador español.