Hay veces que aunque creo llevar al dedillo el tratamiento, compruebo que no es tan cierto, cambia la realidad cuando mi médico me pide exámenes para comprobar los niveles correspondientes a las dosis que él me indica.
Y entonces, no hay manera de engaños o equivocaciones, los exámenes dejan en claro cómo he seguido el tratamiento y hablan de cuáles han sido las dosis que he dejado de consumir, me doy cuenta que los argumentos a los que asocio mis alteraciones, que no alcanzan a ser descompensaciones, no tienen ninguna validez, la realidad de mi desánimo, mis aceleraciones , mis acentuadas inseguridades y otros síntomas, tienen que ver con el haberme saltado algunos de los medicamentos; es fácil dejar para un rato más la ingesta del medicamento y el decir “después me los tomo” lo cierto que ese “después” no llega y vamos dejando las lagunas en las neuronas las que en el tiempo provocan los resultados que nos causan esas desagradables alteraciones, las que podríamos evitar como producto de la enfermedad, si tomáramos con constancia y responsabilidad para vivir en normalidad.
Le consultaba a mi médico si era cierto que dentro de los medicamentos que consumo, alguno de ellos me producen caída del cabello, no es así dijo, es porque Ud. ha dejado de consumir el medicamento para la tiroides.
Definitivamente nuestro bienestar está allegado a las matemáticas, nunca podremos restar a nuestra manera despreocupada el tratamiento; la superación, el equilibrio, dependerá de la precisión tanto de lo que el médico determine para cada paciente, como también del consumo puntual con que nosotros llevemos lo que se nos ha indicado.
Y ojalá todos los médicos psiquiatras tratantes de pacientes bipolares, nos mantengan controlados con los exámenes que dejan en evidencia el cómo estamos llevando el tratamiento.
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