Cuando me enteré que yo pasaba a ser un paciente bipolar y a los inicios de mi primera crisis, lo primero que quise fue encontrarme con mi verdad, saber qué hacer para revertir con aquello que sentía no merecer y la respuesta la encontré en mi fe, que hasta ese entonces en mí dormía y que sin embargo jamás me había abandonado, sí me refiero a aquello puro que vive en cada uno de nosotros y que sólo necesitamos darle vida para que nos muestre respuestas benditas.
Es importante investigar de que se trata la bipolaridad, para así empezar a participar activamente en todo aquello que nos pueda aportar conocimiento para identificarnos con las características que compartimos todos los pacientes, sin embargo no por ello somos similares, como tampoco mantenemos el mismo tratamiento. Habiendo mucha información sobre este diagnóstico, incluyendo experiencias personales, debemos de ser selectivos a la hora de elegir información confiable.
Tenemos que considerar que solos, no nos será posible enfrentar todo lo relacionado con los diferentes matices que hacen de esta afección, muchas veces, momentos complejos, por eso es importante valorar a los profesionales del área de la salud mental, como parte clave para abordar la bipolaridad y su tratamiento y así en conjunto lograr un desarrollo integral como persona, mientras necesitemos de apoyo y comprensión, tomemos conciencia que dejar de lado el orgullo, nos ayudará a caminar por la senda de la recuperación haciéndole frente a la enfermedad..
Experimentar este diagnóstico, nos hace pasar por pasajes difíciles, pero en el tiempo se presentará la oportunidad para desarrollarnos como una persona integral, buscando claridad en la razón de lo que se piensa, se siente y se actúa y en base a ello, lograr acercarnos e identificarnos con lo que sea beneficioso para sanar nuestras emociones y afectos.
"La cosa más importante no es lo que decimos nosotros, sino lo que Dios nos dice a nosotros. Jesús está siempre allí, esperándonos. En el silencio nosotros escuchamos su voz"
Madre Teresa de Calcuta.
"La cosa más importante no es lo que decimos nosotros, sino lo que Dios nos dice a nosotros. Jesús está siempre allí, esperándonos. En el silencio nosotros escuchamos su voz"
Madre Teresa de Calcuta.
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