Hace algunas semanas atrás, llegó alguien quien necesitaba aliviar sus tribulaciones y nada mejor para ella hacer de sus intranquilidades una confesión ante los asistentes en el encuentro de los días lunes, sin adornos, sin autoengaños, sólo con las ansias de encontrar alguna solución para las incomprensiones en las relaciones interpersonales, que a veces se van deteriorando a tal extremo que nos llevan a dañarnos entre sí.
Ella ahora me escribe, diciéndome que quiso entrar al blog para dejar una reflexión más abajo escrita por ella, pero no supo cómo hacerlo, por lo que me pide haga pública éstas, sus palabras.
"Cuando
la crisis nos visita y las emociones nos desbordan cambiando los colores de
nuestra realidad, cuando bordeamos el abismo... en ese momento crucial siempre
aparecen ángeles en el camino; pueden ser amigos, un grupo de apoyo,
desconocidos tal vez, que con sus palabras exactas comienzan a abrir la puerta para iniciar el camino de
la transformación, del autoconocimiento, que no es otro que el de la
autoaceptación y la paz tan preciada, sobre todo cuando se creía perdida.
Cuando
recibimos ese regalo, de quien menos sospechamos, es inevitable experimentar la
Unidad… no estamos separados: esa es la cadena de la gratitud"
Marcia
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