La enfermedad es solo una dolencia, un padecer que se hace
presente “a veces” en nuestra salud mental, pero sabiendo y comprobando que es
algo que viene y va, mucho más importante que atender a esto, mejor es y
será centrar nuestra atención en nuestra propia característica de
personalidad.
He aquí la importancia del volverse reflexivo, pensativo,
para observarnos desde afuera hacia el propio mundo interno, examinar del
porqué del sufrimiento, por qué temo, por qué prefiero estar solo, quedándome
siempre en el intento por ser libre para cambiar lo que de mí no me tiene
contento.