La experiencia personal y también el compartir durante veinte años con otros pacientes, que como yo, siempre están en busca de encontrar nuevos caminos donde recomenzar, me ha permitido llegar a concluir que existe una razón básica para mantenernos más cerca de la armonía consigo mismo.
Pienso que esa razón básica para conseguir conformidad y seguridad como persona ante lo que nos aqueja, está en reconocer la importancia del crecimiento personal a través de los valores. Es decir tener la capacidad de conseguir la propia elección de nuestro comportamiento, considerando cómo puede favorecernos lo correcto y cómo perjudicarnos lo incorrecto.
Si nos fijamos en el dominio al que nos lleva la descompensación en la enfermedad, podemos reconocer que nos arrastra a lo primitivo y de quedarnos enredados en ello, no sólo nos mantendremos inmersos en la realidad de la enfermedad, sino también desaprovecharemos el valor de ir en busca del propio “sentido de vida” el que independiente de lo que ocurra, debemos de perseguir como anhelo, como aspiración.
Nuestras emociones, muchas veces descontroladas, nos impiden tener conciencia de lo posible que es, elegir un mejor vivir basado en la reflexión de nuestras virtudes por ejemplo; nos avocamos a estudiar que es la bipolaridad, qué y cómo la vivió otro, descuidando grandes aspectos de la vida, como nuestra riqueza espiritual o la posibilidad de sentir, pensar y actuar de manera libre y responsable, sin estar continuamente dedicados a esta afección que no es crónica, sino cíclica.
En nosotros también habita lo innato, lo natural para transcender... entonces, podemos dejar de esperar que alguien venga a ordenarnos o a reconocernos, nuestras potencialidades.
martes, 1 de febrero de 2011
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