Acogí este hermoso mensaje de la madre de una paciente adolescente, quienes sienten algo parecido y a la vez distinto, la madre necesita sentir más cerca a su hija y la hija queriéndola mucho también reconoce necesitar cerca a su madre, pero le pide no sea tan recelosa de su vida por esta afección del ánimo.
El mensaje enviado dice:
“La lámpara colocada sobre el candelero, de que habla la Escritura, es nuestro Señor Jesucristo, verdadera luz del Padre, que ilumina a todo hombre que viene a este mundo”
Mi respuesta va aquí.
Considerando y admirando tu fe, tu también eres un candelero donde habita la luz del Padre; quien puede dejar traspasar la luz y no dejar que su fulgor se quede en casa solamente, abre tu mente, tu corazón y espíritu a tu libertad bien concedida y no a la perfección de enderezar lo que pueda mover el viento.
martes, 8 de febrero de 2011
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